El proyecto dirigido por la antropóloga Bernarda Aucapan, se desarrolló en siete escuelas y un jardín infantil de Valdivia, visibilizando la importancia de la interculturalidad.
Interés, curiosidad y disposición a escuchar fueron algunos de los efectos inmediatos que provocó el proyecto “Epewkantun relmu mew: Ciclo de cuentacuentos para niños y niñas con educadoras culturales mapuche”, en los más de 300 estudiantes de distintas escuelas valdivianas, cuyas salas de clase fueron sede para el encuentro con la sabiduría mapuche.
Según Bernarda Aucapan, responsable del proyecto financiado por el Fondo del Libro y la Lectura 2023 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, el ciclo de cuentacuentos que visitó 7 escuelas básicas de Valdivia y un jardín infantil, con la finalidad de transmitir los saberes y cultura mapuche, abordó diversas temáticas como el cuidado de la naturaleza, el valor de la amistad y la espiritualidad mapuche.
“En todas las escuelas contamos el epew “Txen Txen y Kay Kay filu” que es un relato fundacional del pueblo mapuche que habla de la importancia de mantener el equilibrio, el respeto y el cuidado de la naturaleza, así como de la estrecha relación de las personas mapuche con otras fuerzas espirituales”, señaló la investigadora.
Así mismo, la antropóloga detalló que otro de los epew escogidos para el proyecto, buscó generar la reflexión, entre las y los niños, sobre la importancia del respeto entre las personas desde una mirada cultural mapuche.
“También contamos el epew “Gürü ka Raki” que narra la historia de un zorro (gürü) y una bandurria (raki) que son invitados a un kamarikun en el wenu mapu. Este relato nos muestra la experiencia que viven los dos personajes en esta celebración y nos invita a reflexionar sobre la importancia de la amistad, el respeto por las demás personas y por las normas sociales en la cultura mapuche”.
Ojos atentos, oídos dispuestos
Por su parte, Angélica Aucapan, profesora de historia y geografía y narradora de los epew, destacó el gran interés que provocó el Ciclo en los diferentes cursos de las Escuelas que visitaron, donde pudieron percibir que las y los niños tuvieron mucha disposición a escuchar y a participar, lo que según la profesional, parte por sacarlos de su rutina escolar.
“Fueron muy receptivos a los relatos, primero, por el hecho de ir a un lugar diferente a su sala, eso ya les generó una expectativa. Les llamó la atención los personajes del epew y su historia, lo que pudimos observar a través de sus distintas expresiones mientras les iba contando los epew. Seguían las historias y a los personajes, logrando una conexión muy interesante con los animales y aves protagonistas del epew y comprendiendo el mensaje que estos buscan dejar”, sostuvo la educadora.
Así mismo, Angélica Aucapan valoró que al finalizar los epew, “surgían muchas preguntas, muchas manos levantadas, lo que demuestra no sólo el interés, sino que también la necesidad de expresar sus inquietudes y afectos, ya que las historias les generaban empatía con los personajes y con su entorno”.
La interculturalidad como una práctica posible en el aula
Por otro lado, el proyecto que contó con la participación y coordinación con 27 docentes de las distintas escuelas, deja un aprendizaje relevante para quienes son los encargados de promover la lectura. Así lo afirmó Angélica Aucapan, quien destacó que con esta experiencia las y los niños adquieren herramientas y habilidades esenciales para el proceso formativo.
“Los epew mapuche como estrategia educativa intercultural, al ser relatos orales ancestrales, son considerados como un aporte al trabajo pedagógico y a las acciones que se realizan a diario, llevando a la escuela diferentes formas de relatar historias, sumando la concientización de la diversidad cultural, el cuidado del medio ambiente y los valores de la buena convivencia, aspectos que están presente en todos los piam y epew que contamos”, afirmó la docente.
En esa línea, y según las conclusiones que deja el proyecto, sí es posible avanzar hacia una práctica intercultural, al menos, en las escuelas participantes, principalmente, ya que varias están insertas en territorios rurales, mientras que otras concentran un porcentaje importante de estudiantes provenientes de otros lugares, donde, según Angélica Aucapan, “las prácticas interculturales se construyen a diario, puede que no estén establecidas institucionalmente en un programa educativo, pero sí pudimos ver que se promueven a través de la labor de los y las docentes y de los sellos educativos de cada escuela que visitamos”.
Estudiantes mapuche
En promedio, cerca del 20% de las y los estudiantes que participaron del Ciclo de cuentacuentos “Epewkantun relmu mew” tienen origen mapuche, por lo que poder observar su involucramiento en los encuentros también fue decidor para las investigadoras que ejecutaron el proyecto.
En ese sentido, según Angélica Aucapan, las y los niños mapuche que estuvieron presentes, “tenían mucho interés de escuchar los epew, estaban atentas y atentos a cada detalle de las historias, que si bien es posible que ya las habían escuchado, querían volver a oirlas. Reconocían cada personaje con los que conviven a diario, además que esos animales y aves fueran tejidos les daba mucha curiosidad, querían tocarlos y acariciarlos, algunos incluso los hicieron dormir en sus brazos. Fueron muy participativos. Se reconocían como niñas y niños mapuche y nos contaban un poco de su propia historia personal y familiar”.
En total fueron 7 los recintos educacionales que participaron en el Ciclo de cuentacuentos mapuche: el El Jardín y Sala Cuna Katemu, junto a cinco escuelas que se ubican en el radio urbano de Valdivia: Leonardo Da Vinci, Escuela Angachilla, Fédor Dostoievski, Escuela España y Máster College, y 2 ubicadas fuera de la ciudad: Escuela Rural Punucapa y Escuela Rural de Pishuinco.
Finalmente, Bernarda Aucapan, responsable del proyecto, concluyó que como investigadoras y como educadoras les interesa traspasar sus conocimientos a otras educadoras, “para que ellas puedan contar estos mismos epew a las niñas y niños de forma periódica y no solamente en fechas específicas como ha sido hasta el momento”.
La investigadora agregó que, ante el interés, a futuro están evaluando realizar capacitaciones para profesoras de educación básica y coordinadoras de bibliotecas CRA, “con las cuales hemos tenido la oportunidad de tomar contacto gracias a este proyecto y que nos han hecho notar que les gustaría saber cómo se cuentan los relatos provenientes de la cultura mapuche, para poder integrar esta estrategia de enseñanza a su trabajo cotidiano”, puntualizó Aucapan.
Contando cuentos en el arcoiris
El rol de epewtufe es fundamental en la transmisión de la cosmovisión y el mapucedungun. Esta práctica ancestral de los o las contadoras de cuentos mapuche, usualmente protagonizados por animales, ha permitido que a través de generaciones se transmitan sus creencias, sus tradiciones, sus formas de ver el mundo y el vínculo que tiene el pueblo mapuche con la naturaleza, finalmente, su kimvn y rakizuam; saber y pensamiento mapuche.
Específicamente, la palabra epewtufe proviene de epew que significa cuento y el sufijo tufe que refiere a la persona que realiza una acción, por lo tanto, epewtufe designa a un o una contadora de cuentos mapuche, práctica que en tiempos antiguos estaba relacionada al compartir alrededor del fuego y, tradicionalmente, era ejercida por los chachay y papay, hombres y mujeres mayores.
NATALIE GILBERT HERMOSILLA
Comunicadora Independiente.
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