El Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH) junto al Comité Ambiental Comunal (CAC) de Chonchi, que agrupa a 21 organizaciones, ingresaron una denuncia formal en CONAF por la presunta tala ilegal de bosque nativo en las turberas altas de Collil Alto, en el límite sur de la Cordillera del Piuchén, sobre la comunidad de Melleico.
Tala ilegal que, de corroborarse, se constituiría como el primer gran impacto del Megaproyecto Eólico de Engie Energía Chile S.A., que pretende anclar 41 aerogeneradores de 150 metros de altura en el corazón de la principal reserva hídrica de la comuna.
Cabe destacar que además de la tala de bosque nativo se constata también el bloqueo de nacientes de ríos por la creación y ensanche de caminos, todo ello en un contexto donde la empresa aún no ingresa el proyecto al Sistema de Evaluación Ambiental (SEA).
Respecto a la denuncia, Daniela Gumucio, representante del Comité Ambiental Comunal (CAC) de Chonchi, indica:
“Como Comité Ambiental lamentamos profundamente que se desarrollen malas prácticas por parte de empresas que se quieran emplazar en nuestra comuna. Con mucha pena denunciamos la tala de cipreses vivos en faenas que no cuentan con los permisos ambientales para poder ejecutarlas. El impacto ambiental de este mega proyecto es acorde a su envergadura. Las consecuencias negativas ponen en riesgo el acceso al agua dulce no solo para la población humana, ya que se instalan en la parte alta de la cordillera, lugar donde nacen los ríos y los acuíferos que nos abastecen de agua en Chonchi por medio de las napas subterráneas; y lo peor es que los beneficios de este proyecto no son para nosotros, ya que las cuentas de luz no disminuirán ni tampoco generarán empleo, ni se ampliará la red para quienes no tienen acceso a luz. En definitiva, estamos absolutamente en contra de este megaproyecto eólico e instamos a las autoridades y ciudadanía comunal a no permitir la destrucción de nuestras fuentes de agua”.
En este sentido, cabe reafirmar que las turberas cumplen el rol de reservorios de agua dulce para Chiloé, ya que el archipiélago no tiene un suministro de agua a partir de deshielos de montañas como ocurre en el continente, la única fuente de agua de Chiloé proviene de las precipitaciones de lluvia y de los ecosistemas que administren estas precipitaciones, como el caso de las turberas.
Respecto al impacto social y territorial que significaría el anclaje de aerogeneradores de 150 metros de altura en estas turberas, Ariel Valdés, Biólogo Ambiental del Laboratorio de Ecosistemas de la U. de Chile y Doctor en Ciencias Silvoagropecuarias indica lo siguiente:
“Dada la gran superficie de turbera bajo afectación y la magnitud de los aerogeneradores es muy probable que un proyecto así tenga un impacto negativo sobre la provisión y regulación de agua en el territorio. La instalación de los aerogeneradores requiere de un proceso de cimentación el que provoca remoción de la vegetación y alteración del suelo. Todo tipo actividad que genere remoción de la vegetación y alteración de la estructura del suelo (compactación, drenaje, extracción de turba, entre otros) afecta los flujos y la capacidad de almacenamiento de agua en las turberas. Esto implica que si el proyecto se concreta habrá una menor capacidad de almacenamiento de agua en el sector y, por lo tanto, la Municipalidad de Chonchi deberá invertir un monto mucho mayor que el que invierte actualmente para cubrir la demanda de agua de la comunidad. Esto sin considerar la disminución en las precipitaciones, debido al cambio climático, que podría agravar la situación en el largo plazo”.
Es necesario indicar que para Chiloé no existe una planificación territorial que defina los lugares donde la generación energética cause el menor impacto posible. Por otra parte, la Estrategia Regional de Desarrollo Los Lagos 2030 no define como visión de desarrollo para el archipiélago el convertirse en una “batería energética”, aunque en la práctica es eso lo que se está imponiendo. A partir de la experiencia comparada y de los propios casos insulares, hoy sabemos que estos mega proyectos no traen beneficios sociales, y que su construcción y operación se ha venido realizado en lugares no intervenidos por el ser humano como cordilleras, bosques primarios y humedales. Los lineamientos teóricos sobre planificación energética indican que lo adecuado sería construir estos megaproyectos en lugares fuertemente intervenidos por el ser humano, así se reducirían los impactos ambientales y territoriales, no obstante, ni este gobierno ni los dos gobiernos anteriores tienen una política territorial al respecto. La lógica sigue siendo privatizar el beneficio y socializar las pérdidas.
Por último, tanto desde el Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH) como el Comité Ambiental Comunal (CAC) de Chonchi, instan a organizaciones sociales y ciudadanía en general a interpelar a las instituciones estatales pertinentes a que tomen decisiones responsables con estos ecosistemas, avanzando en el establecimiento de mecanismos de real protección de las turberas. De igual forma, compartimos la urgencia y necesidad de avanzar en Energías Renovables, sin embargo, Chiloé representa un buen ejemplo de cómo la instalación de estos megaproyectos en lugares inadecuados y priorizando exclusivamente el lucro privado empresarial, puede resultar en altos costos socioterritoriales, donde las Energías Renovables de gran escala terminan dividiendo comunidades o destruyendo ecosistemas vitales para el archipiélago.
0 comentarios