Catalina Catrileo, hermana del joven mapuche de 23 años asesinado el 2008 por Cara-bineros de Chile, habla sobre Algún día las raíces, película inspirada en los últimos años de Matías y financiada con autogestión. Dirigida por el cineasta chileno Alejando Valdeavellano Ramaciotti, tendrá su pre-estreno el miércoles 3 de enero de 2024, en la 16º conmemoración que realiza su familia en memoria de Matías Catrileo en Temuco.
Por Morin Ortiz Herrera.
“Soy hermana de Matías Catrileo, asesinado en democracia en tú gobierno, Michelle Bachelet. Por luchar por los derechos de las tierras mapuche es asesinado y el paco sigue trabajando”, se escuchó desde lo alto de una torre de iluminación esa calurosa tarde de enero del 2010 en Santiago, en la inauguración del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos. Ante el silencio atónito de cientos de personas que oyeron la voz “fuerte y tranquila” de Catalina, tal como le aconsejó antes de subir la joven Ana Vergara Toledo -hermana de Eduardo, Rafael y Pablo, asesinados en dictadura- quien le propuso realizar esa acción luego de que sus padres recibieran la invitación del museo, la cual rechazaron.
Entonces habían pasado dos años del asesinato de Matías Catrileo a manos del cabo segundo Walter Ramírez, el 3 de enero del 2008, cuando cerca de treinta integrantes mapuche de la Coordinadora Arauco Malleco entraron al Fundo Santa Margarita, para hacer control territorial en tierras que entonces figuraban como propiedad de la familia Luchsinger y que, tras largas movilizaciones, volvió a ser propiedad legal de las comunidades mapuche del sector.
A pocas semanas de cumplirse 16 años de este hecho, Catalina abre las puertas de su casa, en el sector rural de Freire, para conversar sobre la película de ficción Algún día las raíces ópera prima del director chileno Alejandro Valdeavellano Ramaciotti, así como también del legado que dejó su hermano.
Para quienes desconocen su historia, ¿cómo podría explicar quién fue Matías Catrileo?
Decir quién es alguien es difícil, decir quién es un ser querido que además falleció es más difícil, sobre todo si es una persona que es pública y activista dentro de nuestro círculo mapuche. Matías es más que un personaje. Es, y no fue, porque siempre va a ser mi hermano, es el hijo de mi mamá y mi papá, es el familiar de mis tíos y primos. Y es un referente para muchas personas jóvenes, tanto mapuche como no mapuche, que están en contra de la actual forma de vida que impone el estado y el modelo económico.
Porque además de ser un luchador mapuche era anti sistémico: estaba en contra del capitalismo, de las empresas trasnacionales y de todo lo que amenazaba a la naturaleza y a la gente. Ahí hay un punto de unión con la sociedad que lucha que no es mapuche, sea chilena o de otras naciones. También es un referente para el mapuche urbano. Hay muchos lamngen que viven la realidad que nosotros vivimos: nacer en una ciudad, alejados de la naturaleza.
Matías buscó sus raíces, porque estamos en recuperación no solo de territorio, sino que también de nuestra historia. Empezó a ver cómo podía hacer algo por nuestro pueblo y por la naturaleza, oponiéndose a las forestales, a las mineras, y a las diferentes inversiones que amenazan con destruir lo poco que queda.
¿Cómo influyó Matías en ustedes, su familia?
Como familia nos orienta política y socialmente, tal como hacía cuando estaba vivo, en la búsqueda de una alternativa al mundo. En su adolescencia asesinaron a Alex Lemun (2002) y para Matías pasó a ser un referente. Una persona que a través de su vida permitió dar a conocer más realidades: se destapó qué pasaba con las forestales, en qué situación viven las comunidades, por qué no tienen agua, por qué están hacinados. Todo esto empieza a generar más consciencia en Matías. Afortunadamente nosotros siempre tuvimos para comer, pero nuestros padres nos hacían ver que hay gente que vive realidades que no deberían estar viviendo. Entonces nos enseñaron que existe la injusticia y que debemos ser solidarios. Además de eso, que había que estudiar, investi-gar, cuestionarnos las cosas.
¿Cómo ha sido el camino que han debido recorrer en la búsqueda de justicia?
Apenas asesinaron a Matías iniciamos los temas legales y desde que nos entregaron el cuerpo en el Servicio Médico Legal (SML) vimos irregularidades. La entonces directora del SML en La Araucanía, Viera Barrientos Orlof, nos dijo que “sin ser experta” podía determinar que la bala entró por delante y salió por detrás. Luego se supo que es lo que le dijeron que tenía que decir. Probamos con dos peritajes más que la bala sí entró por la espalda y salió por delante y que eso cualquier médico podría haberlo detectado. Entonces desde el SML se manipuló la información para tapar los crímenes que comete el Estado, como hicieron con Alex Lemún, Jaime Mendoza Collío y tantos otros lamngen asesinados.
Es un camino difícil, porque estamos tratando de exigir justicia en un mundo acostumbrado a la injusticia. Se hizo además el juicio a través de la Justicia Militar, donde el fiscal investigador y los jueces eran militares. La investigación duró cuatro años, declararon a Walter Ramírez culpable y le dieron dos años. Después apelamos y le dieron tres años y un día en libertad, como culpable de violencia innecesaria con resultado de muerte, no de homicidio que fue lo que ocurrió. El carabinero confesó que disparó su arma de forma horizontal hacia un grupo de personas que iba en retirada. Se probó que la bala provenía de esa arma, que Matías no estaba armado y que entró la bala por la espalda. Si la persona que disparó no hubiese sido un uniformado, habría sido condenado por homicidio y estaría preso.
Apelamos a la Corte Suprema, quienes mantuvieron la sentencia. Walter Ramírez nunca estuvo preso, siempre ha estado en libertad y recién el 2013 lo sacaron de la institución porque dijeron que era un desprestigio, pero esto fue solo a causa de tantas manifestaciones que se hicieron.
En términos nacionales se agotaron todas las instancias y apelamos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. A Matías lo asesinan el 2008 y dieron la sentencia a finales del 2011. El año 2012 presentamos el caso en la justicia internacional y seguimos a la espera: han pasado casi 12 años de eso. Hasta el momento no ha habido justicia.
¿Cómo se les presentó la idea de hacer una película sobre Matías Catrileo, a ustedes, su familia?
El equipo realizador está compuesto por jóvenes de Santiago, que desconocían la realidad que ocurre en Wallmapu. Fue Alejandro, director y guionista, quien nos contó que escuchó una canción de Eterna Inocencia dedicada a Matías y empezó a conocer su historia. En el 2015 nos pudimos reunir en Santiago. Nos presentaron su proyecto, nos contaron que tenían que hacer una tesis para la carrera de cine en la Universidad Mayor, y querían hacer una película de la historia de Matías. Nos pidieron autorización y trabajar en conjunto. Nosotros les pedimos como único y gran requisito que se hiciera sin fondos gubernamentales, no habría sido correcto que una película en memoria de Matías se haga con fondos del mismo Estado que lo asesinó. Entonces tenía que ser con otros fondos: a través de la autogestión y la solidaridad. Así se logró, se unieron muchas personas, muchas voluntades, se hizo con mucho cariño y se logró reunir casi cinco millones de pesos a través de una plataforma de recaudación (idea.me).
¿Cómo fue el trabajo de investigación y guion?
La primera etapa fue investigativa y creo que los muchachos hicieron un buen trabajo. Si bien la película habla de los últimos días de la vida de Matías, para lograr dar con su esencia querían conocer toda su historia, porque además no estaban seguros de lo que iban a mostrar. Hicieron varias entrevistas a nuestra familia y a amistades de diferentes etapas de su vida. Hicieron un buen trabajo de recopilación para hacerse una idea de quién era Matías desde antes de nacer.
Se compartieron harta información con Fernando Pairican y Gabriela Curinao, quienes hicieron el trabajo de investigación para el libro biográfico de Matías, y el equipo de la película puso a disposición la información recabada. Después Alejandro desarrolló la escritura del guion. Desde el primer borrador lo leímos como familia, pero también lo revisó Angélica Ñancupil, quien aportó mucho en la película, porque además de actuar facilitó espacios para grabar en su comunidad de Rucañanko, en el Lago Lleu Lleu, en la comuna de Contulmo, donde Matías iba mucho a apoyar en sus últimos años de vida.
En el guion también ayudó Tania Antileo, en el sentido más práctico, cuidando esos detalles que hacen que uno diga “oye en verdad la gente en el campo no habla ni vive así”. Ambas corrigieron en el guion la forma de abordar el día a día en el campo mapuche, para no caer en la folckorización ni en la sobreactuación de una realidad.
El rodaje fue el 2018 y estuvieron dos semanas grabando. Está bonita la película, porque no solo está hecha con actores y actrices -protagonizada por Felipe Arce y Rallen Montenegro- sino que también con lamngenes que conocieron a Matías, con gente del campo, de comunidades que han vivido la represión y están luchando constantemente por reconstruirnos como pueblo. Los muchachos siempre tuvieron ese cuidado de consultarnos la realización del guion. Fueron cuidadosos en tomar nuestra opinión, en nuestro punto de vista. En ese sentido, fueron bien sensibles y respetuosos de nuestro dolor.
Con el transcurso de los años hemos visto que a Matías se le recuerda como weichafe (guerrero en lengua mapuche) y también como mártir mapuche. La biografía que escribió Pairican, así como Algún día las raíces, tienen en común una búsqueda por reconstruir memorias de Matías que den cuenta de su humanidad, con ternura, amor, convicciones y miedos. ¿Qué piensas de esto?
No entiendo bien el concepto de mártir, pero lo encuentro un poco trágico. Me gusta más la palabra weichafe. Matías sí era un luchador y para él era eso muy importante en su vida. Lo hacía por convicción, muy consciente de por qué valía la pena luchar. Evidentemente, es terrible cómo le quitan la vida a tan corta edad, podría haber hecho aún más por nuestro pueblo, por él, por su familia. Podría haber construido su propia familia, que tenía hartas ganas, le gustaban mucho los niños. Pero en ese sentido, creo que siempre hemos tratado de no victimizarlo a él ni a nosotros como familia, ni tampoco deshumanizarlo ni idealizarlo.
Creemos que es importante mostrar que él era un ser humano, como somos todos, con cosas buenas y malas, con mucho que aprender, pero también alguien que ya había aprendido bastante. Era un ser humano notable, pero también es importante humanizarlo, porque tal vez si la gente cree que es tan especial, ¿cómo vamos a ser como él? Era especial para nosotros, claramente, pero no tenía ni superpoderes ni era un iluminado, era un ser consciente como muchos que hay y otros muchos que deberían haber.
Hay conceptos importantes para las reivindicaciones mapuche que están presentes en la película, como la recuperación territorial y la autonomía, que, si las dejamos al arbitrio de la televisión son criminalizados. ¿Cómo crees que el cine, con su sensibilidad, puede aportar en la conexión con públicos que desconocen las demandas del pueblo mapuche?
En general como familia nos han parecido buenas las distintas formas de denunciar y de dar a conocer las injusticias y la represión que ocurre en Wallmapu, los sueños e ideales que tienen los jóvenes y que tenemos como pueblo. En ese sentido, a priori nos parecen bien todas las instancias que se puedan ocupar para denunciar, para visibilizar, para romper los cercos comunicacionales. Por esto nos pareció buena la idea de que se hiciera esta película para ayudar a denunciar y a llegar a más personas.
Creo que el cine es una instancia que puede ayudar y aportar mucho en los diferentes movimientos sociales y las luchas de los pueblos. Hay un mundo de gente que quiere, a través del arte, conocer otras realidades y esta película es una forma de llegar a más gente, e incluso de llegar a nuestra misma gente, porque de pronto ver un documental es más difícil que ver una película de ficción. La ficción es más dinámica, más atractiva, y al final se entrega el mismo mensaje. En este caso la película logra denunciar a las forestales y deja en claro que hay una pérdida territorial, de la necesidad de las comunidades por recuperar nuestro territorio y de cómo eso es criminalizado y reprimido. En ese sentido, es bueno para ir transmitiendo la historia entre nosotros mismos y para dársela a conocer a gente que no la conoce.
Creo que, así como el libro de poemas El abrazo del viento (Matías Catrileo, 2014), La biografía de Matías Catrileo (Fernando Pairican, 2017) y esta película, ayudan a que Matías se mantenga en nuestra historia contemporánea como pueblo mapuche, y permanecerán aunque nosotros ya no estemos para conmemorarlo todos los años. Esta película es un aporte a su trascendencia y a la trascendencia de nuestro pueblo y de nuestra lucha.
La película Algún día las raíces toma su título de un verso escrito por Matías Catrileo. Fue producida por Indómito, en co-producción con Entrecruzar Films y Albor Cine. Tráiler y más información en el Instagram @algundialasraices
El pre-estreno de Algún día las raíces será en el marco de la 16º conmemoración en memoria de Matías Catrileo. Miércoles 3 de enero, 17:30 a 21:00 horas en la Universi-dad Católica de Temuco, Campus San Francisco, Auditorio H2. Manuel Montt 056, Temuco. Entrada liberada.
Mira el tráiler de la película a continuación:
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