Seguramente mostrarán que tienen «dedos pal piano» en cuanto a generar las estrategias y políticas que tradicionalmente se han aplicado desde el nivel central en materia indígena y que funcionan para una parte del mundo mapuche que es dialogante en función de esas mismas políticas y estrategias, allí funcionarán los tradicionales «programas» PDTI, Chile Indígena, instituciones como Fosis, Indap, Conadi, etc.
Por Inazuam.
La fallida visita de la ministra Siches y su comitiva a la comunidad de temukuikui a pocos días de instalado el nuevo gobierno, generó por parte de varios actores políticos de la zona y el país, diversos análisis, interpretaciones y comentarios referidos a dicha situación, que para muchos no dejó de ser un estrepitoso chascarro. Análisis que dejaron entrever el amplio espectro de posiciones políticas e ideológicas, de quienes se manifestaron al respecto sobre lo vivido por la ministra; condescendientes algunos, comprensivos otros, demoledores y críticos varios, peyorativos, burlescos y oportunistas otros tantos. En lo que si concordó la mayoría, es que al menos hubo improvisación, al pretender entrar a un territorio como temukuikui. Que de paso es desde un tiempo a esta parte uno de los territorios más complejos de abordar en materia social y de políticas de seguridad para las diversas administraciones del país.
En el complejo e intrincado mundo mapuche ocurrió algo similar, y todos de alguna manera también consensuaron que hubo improvisacion y premura por parte de la ministra en querer entrar de buenas a primeras al territorio de temukuikui.
Lecciones, sin duda van a tener que sacar los personeros de gobierno con lo ocurrido, al menos en lo referente al asesoramiento adecuado para interrelacionarse con los diversos actores y territorios del wallmapu, de no ser así, se les avisora un fracaso estrepitoso en cualquier iniciativa gubernamental que pretendan idear para acercarse al movimiento mapuche y sus diversas expresiones y generar acercamientos en torno a las demandas históricas del pueblo mapuche.
Como insumos a la discusión podríamos señalar que no hay receta desde el nivel central de este gobierno y de ninguno otro que lo antecedió para dar respuesta a las demandas históricas esgrimidas por el movimiento mapuche desde hace muchas décadas atrás. Y no las hay no porque no sepan cuáles son las demandas, (hoy todos saben que la columna vertebral de la demanda histórica mapuche es la recuperación territorial y los derechos que de ello emanan, entre los que se encuentran la autonomía y libredeterminacion) sino simplemente porque no han sabido leer cuál es la verdadera pretensión y operativización de aquellas demandas y porque es cómodo no hacerse parte de esas pretensiones porque saben también, que muchas de estas atentan contra un sistema económico, administrativo y político excluyente que es muy útil para la gobernanza desde el nivel central y atentar contra ello es afectar los intereses lucrativos de numerosos proyectos estractivistas que se asentaron en territorio mapuche, que no está demás decir, pertenecen a conglomerados y personeros que representan a un potente bloque político, económico e ideológico que marca la agenda de desarrollo en el país que para lograr la implementación de sus objetivos se compran la voluntad de los políticos de todos los sectores del país y por otro lado a corporaciones transnacionales que sólo ven al wallmapu como una fuente de inversión con muchas ventajas comparativas para el aumento de sus sustanciosos intereses macroeconómicos. Ante esta realidad son muy pocos los políticos que osarían ponerse en enemistad con quienes toman las decisiones de como se reparte la torta en el país y por lo mismo son muy pocos los que han tenido la descencia de querer generar algún cambio que apunte a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria porque eso atentaría contra los intereses de ese sector.
Quizás el efecto más inmediato del chascarro de Siches es que fue sacada de inmediato del tema mapuche, con lo que se evidenció que si desde el gobierno remotamente, hubo un interés de acercamiento y que si su carta era posicionar a la ministra como un actor relevante para tender puentes con el mundo mapuche movilizado y que si esta traía alguna propuesta que pudiese haber significado un acercamiento desde una mirada distinta a como históricamente se han generado las políticas públicas en torno al tema mapuche, esto quedó sepultado de plano, ya que fue traspasado a la cartera de desarrollo social, donde se instalaron actores políticos del PPD, históricos operadores por largos años de un sistema de prácticas oscuras y nefastas formas de hacer gobernanza en la clase política. Con gente de este sector al mando del tema mapuche es fácil prever, que al pretendido acercamiento de posturas entre la sociedad mapuche y el gobierno se le pronostican inconvenientes varios, por cuánto ellos representan al añejo sistema de hacer política desde los desacreditados gobiernos concertacionistas y nueva mayoría que más que interesados en generar políticas públicas eficientes se preocuparon de la repartija de puestos y chantaje políticopartidista.
Otra situación que se evidenció tras la frustrada visita, es que las lecturas que hicieron desde el nivel central pecaron de excesiva autocamplacencia y confianza, situaciones que cualquier analista, politólogo, o básico opinólogo sabe que jamás se puede tener al querer entablar una relación con una parte del mundo mapuche que desde hace largo tiempo ha asumido posturas de autodefensa y lucha más directa y confrontacional.
Uno podría interpretar que esta excesiva confianza y liviandad pudiese venir desde sectores del gobierno que pensaron que por venir algunos de ellos, de movimientos sociales, movimientos estudiantiles o gremiales podrían ser mejor recibidos o inmergirse de mejor manera en el mundo mapuche. Los hechos demostraron el grave error de sus premisas analíticas, ya que para entender la lógica de los movimientos mapuche, no bastaba haber marchado con la bandera mapuche en las calles de Santiago y plaza dignidad, o haber hecho alguna alocución en torno a la defensa de los derechos conculcados por el estado chileno a la nación mapuche, o pensar que con el asesoramiento de mapuche de academia o de partidos políticos basta y sobra. Sin duda se requiere mucho más que eso….y esa lección, el mismo transcurso de los hechos, se las dejó en claro.
Seguramente mostrarán que tienen «dedos pal piano» en cuanto a generar las estrategias y políticas que tradicionalmente se han aplicado desde el nivel central en materia indígena y que funcionan para una parte del mundo mapuche que es dialogante en función de esas mismas políticas y estrategias, allí funcionarán los tradicionales «programas» PDTI, Chile Indígena, instituciones como Fosis, Indap, Conadi, etc. O implementarán consultas, e interlocuciones varias, modificarán algunas instituciones o crearán otras y si no son tan torpes como el pésimo gobierno anterior utilizarán todo el presupuesto asignado al fondo de compras de tierra y no lo devolverán como lo hizo la Conadi en la administración de Piñera.
Aún así, para este sector del movimiento mapuche, estas políticas, serán insuficientes y presionarán para lograr un mejor estado de prebendas, ya que siempre son reducidas y bastante tacañas en relación a los presupuestos que se destinan a otros sectores del país y que muchas se diluyen en enormes gastos administrativos o derechamente, en despilfarro y corrupción a gran escala como ocurre en varias de las reparticiones administrativas del Estado como las FF.AA., y Codelco, entre tantas otras.
Es probable que este sector ponga en debate algunos temas que siempre han sido relevantes, como el aumento del presupuesto para compra de tierras, asesoría, inversión y transferencia tecnológica o reconversión productiva.
Aún asi, es seguro que se logrará algún tipo de diálogo con ese sector del pueblo mapuche, pero el desafío precisamente no se circunscribe a ese sector, porque existen estrategias para relacionarse con él. El desafío mayor está con el otro sector, el que verdaderamente marca la agenda de cualquier gobierno, para bien o para mal, dependiendo del prisma con que se mire. El desafío está con el sector que está en una línea de acción abiertamente confrontacional a los intereses económicos capitalistas y depredadores en territorio mapuche y que tiene una hoja de ruta propia para la consecución de sus objetivos, dentro de los cuales el más conocido es la recuperación territorial por medios y fuerzas propias y la defensa de territorios y espacios culturales. En este contexto lo sensato para un analista serio, sería entender las razones, las lógicas, idearios y estrategias que llevan a este sector a optar por esa línea de acción y entender que se debe terminar de una vez por todas, con las políticas autocomplacientes, paternalistas, descontextualizadas y fracasadas del nivel central y tender puentes de confianza que permitan generar un acercamiento, si se quiere terminar con esa relación estrutural de asimetría y colonialismo ejercido por Estado chileno que es el caldo de cultivo del conflicto, ya que de no ser así, ni los planes A o B del gobierno surtirán los efectos que ilusamente tienen proyectado.
Por otro lado, al interior del movimiento mapuche la discusión y desafíos tampoco son menores ya que el movimiento más autonomista aún se encuentra en una etapa de fragmentación y desarticulación producto de disensiones y tensiones internas que hace muy difícil actuar desde una perspectiva global de tipo nacionalitaria, por lo que se hace urgente un nivel de coordinación supraorganizacional y territorial que significaría un aumento cuantitativo y cualitativo vital para aumentar la correlación de fuerzas a un nivel mayor y lograr que las demandas de territorio y autonomía se posicionen con mayores posibilidades en el escenario nacional. Sumado a esto se requiere una mayor capacidad de despliegue territorial nacionalitario, capacidad y madurez política y la construcción de un ideario y práctica de lucha ética y racional transversal que sirva de factor de unidad, legitimacion sociocultural, y tapón a prácticas foráneas y dañinas emergentes que desvirtúan la lucha reivindicativa mapuche y que representan un serio peligro cuyos efectos podrían ser desastrosos para las comunidades mapuche. En este sentido se hace urgente la reposición de valores propios que emanan desde el mapuche raquizuam, desde el mapuche kimun, desde el nor mongen y lograr que permeen a los sectores movilizados como un elemento formativo imprescindible si se quiere proyectar la lucha a futuro como un insumo válido para las nuevas generaciones. De no ocurrir esto se vislumbra un umbral desconocido y riesgoso para el movimiento mapuche en resistencia y si este se precia de tener madurez política, no debe hacerle el quite a la discusión interna, y sancionar si es necesario a quienes se apartan del az mapu y legítimo camino de la lucha por la recuperación territorial y reconstrucción sociocultural mapuche, porque esta es demasiado seria y porque además el escenario y amenazas externas son muy poderosas como para tolerar prácticas autodestructivas que se desarrollen al interior del movimiento.
En este contexto hay que señalar que las amenazas externas son cada vez más agresivas y significativas, ya que el aumento y legitimación de la lógica del Estado policial en el wallmapu lleva aparejado el aumento de prácticas represivas de todo tipo, vulneración a los derechos escenciales, seguimientos, hostigamientos, intervenciones telefónicas, detenciones arbitrarias, períodos de prisión preventiva injustificados, condenas excesivamente altas y en el peor de los casos ejecuciones y muerte. En esta misma línea, el factor político-comunicacional desde un tiempo a esta parte ha cobrado una preponderancia innegable ya que ha logrado construir y vender la imagen de una región sangrante al borde del «colapso social» producto de un conflicto rural masivo, situación que no es tal, pero que la prensa oficialista y el despliegue comunicacional de políticos principalmente de derecha se han encargado de alimentar todos los días con la finalidad de desligitimar las demandas mapuche y tensionar el ambiente social a elevados extremos de polarización con la finalidad de sacar partido a sus mezquinos intereses en la lógica de a «río revuelto ganancia de pescadores» o en «todo conflicto hay una oportunidad».
El conflicto en términos generales no toca ni de manera indirecta a la mayoría de la población de la macro zona sur, ya que en los centros urbanos donde se concentra la mayor parte de la población, esta, más bien se ve afectada por otras amenazas mucho más cercanas y cotidianas como la delincuencia, el narcotráfico, la cesantía y segregación social, y no les toca el conflicto, siendo más bien observadores de aquel, por los tendenciosos medios tradicionales de comunicación, ya que este se cirscuncribe a ciertas y especificas áreas rurales delimitadas donde principalmente se ven afectados intereses de la destructiva industria forestal, grandes extensiones agrícolas y dañinos proyectos extractivistas, y si se quisieran hacer análisis y estadísticas serias, las cifras de victimización en la macro zona sur, palidecerían en comparación a los elevadísimos índices de victimización de las marginadas poblaciones de Santiago o la zona norte del país donde la gente honesta vive angustiada y aterrorizada por la delincuencia, el narcotráfico, la corrupción estatal, las mafias nacionales y extranjeras y el absoluto abandono del Estado, pero donde los medios de prensa oficialista hipócritamente nada dicen y menos los políticos mediocres de la región que nada hacen o proponen para cambiar dicha situación, sino que simplemente se han dedicado a construir un discurso del odio y simplón que les ha servido para captar una clientela electoral que les ha permitido mantenerse de forma oportunista y sin ningún mérito en el escenario político nacional prometiendo prebendas y seguridad a la población, pero que pasados los períodos electorales los dejan en el cotidiano y absoluto olvido, ya que el único bien que les interesa, es el del bolsillo propio.
En este escenario el gobierno presente o cualquiera que venga debe entender todos los factores y todas las lógicas e intereses de los diversos sectores que de alguna manera se ven involucrados en el denominado «conflicto mapuche» y entender por sobre todo, que el primer paso para avanzar en la construcción de confianzas es hablar directamente con los sectores movilizados de la sociedad mapuche en los términos y objetivos que ellos han sido claros en señalar; devolución del territorio, autonomía, y derechos político-colectivos como un mínimo piso para iniciar un diálogo que sirva de umbral de encuentro, si no hay nada de esto ¿Que sentido tendría conversar….?
Si la lógica es continuar con la fracasada política de la doctrina de la seguridad nacional, la política del Estado policial y el consecuente incremento en los recursos económicos para comprar tanquetas, fusiles y balas, que sentido tendría conversar…Si esa acción ya es una respuesta, y un mensaje, y bastante claro…..el mensaje de las balas es uno y todos lo entienden…
Cuando se llega al punto de que los temas a conversar son sobre estas medidas significa que el gobierno ya ha asumido la derrota del ejercicio de la política sana, significa asumir que ya no se tiene capacidad de hacer política de contenido, con un pueblo que está vivo, que crece y se reproduce en todos los ámbitos del acontecer sociopolítico..
Cuando estos mensajes dados son tan claros (…) ¿Qué sentido tendría conversar…..??????
Inazuam.
0 comentarios