Una declaración del presidente ruso Vladimir Putin dió luz verde a la invasión militar rusa de Ucrania. Putin afirma que el acto de guerra de Rusia contra Ucrania tiene como objetivo apoyar a Crimea, ocupada por Rusia, y a las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk de Ucrania, que coquetea con el ingreso en la OTAN por instigación de Occidente. El martes 22 de febrero , Rusia ha reconocido la independencia de sus protectorados informales en Donbás, agravando las tensiones existentes con el eje euroatlántico que apoya al régimen ucraniano. No hay que olvidar que en Ucrania existe una guerra civil de baja intensidad desde 2014, cuando el entonces gobierno prorruso del presidente Yanukóvich fue derrocado por una «Revolución naranja» que llevó al poder a un régimen prooccidental dispuesto a ponerse del lado del eje euroatlántico. El Euromaidán, del cual el bloque imperialista occidental se beneficia,sacó a Ucrania de la esfera de influencia de Rusia. También fortaleció a la extrema derecha ucraniana, que obtuvo cargos en el parlamento y desarrolló unidades paramilitares que cometieron atrocidades contra los rusoparlantes y los miembros de los sindicatos.
Por otra parte, Rusia no estaba dispuesta desde el principio a perder su posición imperialista en Ucrania y especialmente en la región de Crimea, independientemente de la voluntad del pueblo ucraniano. Puede que el levantamiento del Euromaidán haya dado lugar al régimen neoconservador que lo sucedió, pero nadie se hace ilusiones de que el rechazo a ese régimen surgiera del sentimiento «antifascista» de Rusia o de su «necesidad de proteger a los ciudadanos rusos». Después de todo, el régimen autoritario de Putin en Rusia ha recompensado a los nazis y fascistas dentro del país encarcelando y matando a los antifascistas, mientras que las numerosas intervenciones del imperialismo ruso en zonas de la antigua URSS no necesitaban tal justificación.
Rusia quería y sigue queriendo una cosa: imponer sus propios términos en la evolución de los antagonismos imperialistas. No tolerará el cerco militar al que reclama está siendo sometida por la OTAN, la instalación de armas nucleares a sus puertas, la inducción occidental de Ucrania a entrar en la OTAN, el intento de bloqueo energético de sus suministros de gas a los países de la UE y la reducción de su control sobre la antigua periferia soviética. Otro factor es el estridente nacionalismo de la clase dominante rusa – el Estado ruso tiene origenes en territorio ucraniano (el Rus de Kiev) – y la zona este de Ucrania es habitada por rusoparlantes. Así, si no por la doctrina irredentista del triple pueblo ruso, Ucrania es vista por dicha clase (junto a Bielorrusia) como parte integrante de la gran nación rusa.
Por otro lado, Estados Unidos y el campo euroatlántico, con el Reino Unido a la cabeza, están impulsando, en violación de los acuerdos internacionales, la expansión oriental de la OTAN, el ejercicio de presión económica y energética sobre Rusia a favor del gas natural licuado (GNL) estadounidense y el control de la ruta comercial del Ártico, que se está abriendo con el deshielo debido al efecto destructivo del capitalismo sobre el entorno natural y el ecosistema. Tanto Rusia como Estados Unidos están tratando de exportar su crisis interna al extranjero, al tiempo que intentan provocar cambios en la jerarquía imperialista mundial. Rusia ha acumulado unos 200.000 soldados en la frontera con Ucrania. El ejército ruso está bombardeando todo el territorio ucraniano. En el momento de escribir este comunicado, está atacando principalmente desde Crimea, Lugansk y Kharkiv. Las primeras víctimas de la guerra imperialista son un hecho. Ya se habla de víctimas civiles. El Gobierno ucraniano, que no lo olvidemos, es una amalgama de neoliberales y neoconservadores, ha declarado la ley marcial en todo el país. Todavía estamos al principio de los horrores de la guerra… Los únicos perdedores de la guerra serán las clases oprimidas a nivel mundial, especialmente las de Ucrania y Rusia. Ellas son las destinadas como carne de cañón de los Estados y las clases dominantes.
La guerra imperialista se libra por el reparto de las esferas de influencia, las rutas energéticas y el reordenamiento del poder geopolítico. No nos interesa luchar por los intereses de los poderosos, por los intereses de la clase dominante. Además, se espera que el estallido de la guerra traiga consigo nuevos aumentos de precios e inflación, tanto en la energía como en los productos básicos, lo que supondrá una carga aún mayor para los bolsillos de quienes ya no pueden satisfacer sus necesidades básicas. No hay que olvidar que la guerra es una solución del capital para superar las crisis estructurales de sobreacumulación de las que periódicamente adolece el capitalismo. La destrucción del capital fijo (medios de producción) y variable (fuerza de trabajo) allana el camino para la reconstrucción y el desarrollo capitalista. Nuestro deber revolucionario y de clase dicta la organización y el fortalecimiento del movimiento internacionalista, antibélico y antiimperialista de las clases oprimidas. La lógica del imperialismo más agresivo o más progresista es una lógica que conduce a la derrota de la clase. No puede haber una vía imperialista pro-popular. Los intereses de los/as de abajo no pueden identificarse con los de los capitalistas y las potencias imperialistas. El sabotaje de la máquina de guerra, la organización del movimiento antibélico clasista e internacionalista y el fortalecimiento de las luchas sociales y de clase en la dirección de la revolución social mundial para la construcción de una sociedad comunista libertaria son las tareas urgentes e históricas de los oprimidos y explotados de todo el mundo. No podemos ni debemos conformarnos con acuerdos mediocres y perjudiciales. Los/as trabajadores/as, los/as desempleados/as y la juventud no tienen ninguna razón para ir a la guerra a batallar por los intereses de la clase dominante. Seamos conscientes de nuestra posición social y de nuestros intereses de clase. Que estos sean los indicadores de nuestra actitud y acción y no la retórica beligerante, ordenadora y nacionalista que promueven los patrones y los medios de propaganda que controlan. No pagaremos la crisis del sistema capitalista con nuestra sangre. No nos mataremos con los pobres diablos de otros países. Por el contrario, es nuestro deber bloquear la máquina de guerra y reconstruir las resistencias sociales y de clase, teniendo como principio rector la promoción de los intereses de clase y las necesidades materiales de la base social. Organizarnos en las formaciones sociales y de clase, organizando así el contraataque de nuestra clase de forma masiva y militante. Este sistema origina guerras y es responsable de la pobreza, la injusticia, la explotación y la opresión. Por lo tanto, es hora de desafiarlo de manera organizada y dinámica, organizando su derrocamiento a escala internacional.
¡NI MOSCÚ NI LA OTAN!
¡SABOTAJE CLASISTA E INTERNACIONALISTA DE LA MÁQUINA DE GUERRA IMPERIALISTA!
¡CONTRA EL MILITARISMO Y LA GUERRA: POR LA LUCHA AUTOGESTIONADA Y LA REVOLUCIÓN SOCIAL!
¡ARRIBA LAS QUE LUCHAN!
☆ Alternativa Libertaria (AL/FdCA) – Italia
☆ Anarchist Communist Group (ACG) – Gran Bretaña
☆ Anarchist Federation – Grecia
☆ Aotearoa Workers Solidarity Movement (AWSM) – Aotearoa/Nueva Zelanda
☆ Coordenação Anarquista Brasileira (CAB) – Brasil
☆ Federación Anarquista de Rosario (FAR) – Argentina
☆ Federación Anarquista Uruguaya (FAU) – Uruguay
☆ Embat, Organització Llibertària de Catalunya – Cataluña, España
☆ Libertäre Aktion (LA) – Suiza
☆ Melbourne Anarchist Communist Group (MACG) – Australia
☆ Organización Anarquista de Córdoba (OAC) – Argentina
☆ Organización Anarquista de Santa Cruz (OASC) – Argentina
☆ Organización Anarquista de Tucuméan (OAT) – Argentina
☆ Roja y Negra – Organización Politica Anarquista (Buenos Aires) – Argentina
☆ Organisation Socialiste Libertaire (OSL) – Suiza
☆ Union Communiste Libertaire (UCL) – Francia, Bélgica y Suiza
☆ Grupo Libertario Vía Libre – Colombia
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