Leonor Silvestri. La ética mutante no es la responsabilidad afectiva.

Jul 8, 2021 | Artículos / Reportajes / Entrevistas

Leonor Silvestri, sin duda una pensadora importante para comprender el despliegue del poder en el siglo xxi, nos comparte un fragmento del escrito que ha estado preparando durante este último tiempo; Ética mutante del deseo disca y las afectaciones de la interdependencia funcional.

Algunas de sus otras obras recientes han sido Servidumbre Maquínica (2021), Sin esperanza y sin miedo: Cínicos, estoicos, epicúreos (2021), Primavera con Monique Wittig. El devenir lesbiano con el dildo en la mano de Spinoza transfeminista (2019), Games of Crohn. Diario de una internación (2016): También participó en la elaboración del libro Ética amatoria del deseo libertario y las afectaciones libres y alegres (2012), del cual el escrito al que corresponde el siguiente fragmento es su revisión crítica. 

Puedes averiguar más de ella en www.haciendoamigxs.com.ar

La ética mutante no es la responsabilidad afectiva (fragmento de ética mutante del deseo disca y las afectaciones de la interdependencia funcional. Ludditas Sexxxuales. Queen Ludd editora)

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Yo soy  absolutamente partidaria de la violencia.

Luisa Toledo

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Para Alfredo

Quienes hablan a favor de la responsabilidad afectiva se refieren en realidad a aguantar que nos maltraten los perfiles anónimos en alguna red social porque hasta los perfiles anónimos se merecen nuestro tiempo y una explicación antes de un bloqueo. So pretexto de cuidar su salud mental, bloquear no es democrático y lo que importa es dialogar, por eso nadie modera y cualquier lucidez crítica es un bochinche de disparates y absurdos. La responsabilidad afectiva es a los afectos lo que el proceso constituyente a la revuelta de octubre en Chile. Lo social, ese pantano de gasoil y monóxido de carbono desde cuyas profundidades se nos convoca a formar parte de un grupo que regurgita lo que ya estaba escrito procesado y digerido por alguien más, un lugar desde donde decir  nuestra verdad de socías sucedáneo refritada de cosas vagas que repetimos pero que realmente no hemos ni leído ni nos han enseñado pero creemos saber. Redes porque atrapan, no hay ni misterio ni metáfora. Objetar a una apropiadora extractivista racializada es racismo porque a una persona con títulos impostando a Marsha Johnson no se la puede contradecir. ¿Se va a poder contradecir a la señora presidenta del proceso constituyente  o hasta Natividad Llanquileo va a ser considerada una yanakona por votar en blanco? ¿Cuánto falta para que las mujeres pobres en Argelia deban pedirle perdón a Kopmala Harris o a Condaleeza Rice porque son demasiado blancas, como las palestinas?

El violador eres tu….Todos esos actores de reparto caídos en desgracia que jamás llegaron a su cenit y hoy hacen publicidad en youtube porque lo importante es trabajar de lo que uno hace. Sentimiento que no se quitará ya más nunca de que podríamos suicidarnos en cualquier momento, especialmente un lunes yendo a trabajar en plena pandemia bajo las vías del subte mientras quienes toman decisiones sobre nuestras vidas lo hacen por zoom.

La responsabilidad afectiva es la susceptibilidad infantil fragilizada de esa mujer blanca sudamericana hablando de nosotras, las latinas, con su blusa indígena y sus trenzas de colores, que agrega desde sus ojos azules saltones cristalinos por la humedad sollozante que la apropiación cultural es un invento gringo, supongo que para no permitirle a ellas, las latinoamericanas, poder sentirse parte de la cosmogonía ancestral mientras expresan sin vergüenza las penurias de sus padres profesionales capataces de multinacionales explota-indios. La responsabilidad afectiva son todos esos títulos académicos conseguidos en el exterior, todas esas becas en las universidades más caras del mundo que nadie se cuestiona como fueron conseguidas o quien es el sponsor de esa marca. Una herramienta de tales características jamás socavara los cimientos de la pareja nuclear normal heterosexual y sus asimétricas jerarquías del horror familiar donde a todas las hijas de las clases mierdas las ha fabricado como muñecas de porcelana industrial grotesca eternamente rehenes de su ofendidizo carácter de  indignada querellante contra las causas injustas. El famoso y debilitante modo vistima de aquella que no le ha faltado ni el dinero ni el amor de su familia que siempre le ha entendido hasta en su incapacidad para auto-abastecerse prototípicapica de las neurodiversas castradas, por eso el primer libro va dedicado a papaíto. La responsabilidad afectiva es esa que para trepar pisaría la cabeza de quien sea y le robaría hasta a la más paria y a la más pobre so pretexto de que cualquier cosa que le digan es racista porque ella tiene la tes de Beyonce antes de tomar sol y baila voguing 30 años después de perder su último brillo y filo, en medio del genocidio global más enorme de los últimos 100 años contra discas, tullidas, pero también personas tanto en orfanatos como en geriátricos como otros espacios de encierro, por ejemplo, prisiones, ¿te suena, o algo habrán hecho? Y obviamente población, ¿cómo le dicen las personas que estudiaron relaciones internacionales y aspiran a trabajar en la ONU: Originaria, indígena, autóctona, aborigen, india?

Jamás nos permitirán por esa senda hacer algo más que lo propuesto con lo que nos han hecho, jamás tramitar nuestro trauma de otras maneras, se nos prohibirá hablar de eso, escribirlo, hacerlo creación, se nos borrarán los recuerdos si no nos sometemos a revivirlos según las definiciones de los protocolos de las tipificaciones universales de comportamiento sin coordenadas situadas ni complejidades. Todo el mundo sabe siempre lo que si y lo que no en todo momento en cualquier lugar para toda persona. Solo se puede reactivar, cancelar, vigilar, castigar, excluir, punir, y sobre todo exhibir y estigmatizar. Porque todo el mundo sabe quienes son las malas y quienes las débiles, las buenas, las mentirosas, las han creado y se encargarán de encender la pira donde deben quemarnos porque una vez alguien se sintió mal con nuestras palabras.

Señalamiento, escarnio, persecución, denuncia, registro, listas y reclamos como estrategia pedagógica en una relación amor-odio masoquista del dar cuenta de nuestros fallos señalados por alguien más. Enseñar a excluir con el que dirán por fundamento final. Guetos de personas aceptables vs. las indeseables de siempre a rechazar. Anudar los cuerpos en sus malas prácticas, fijas sin posibilidad de cambio, condena eterna, como una pandemia cuyo presidente por nuestro propio bien no nos deja salir de casa solo para ir a trabajar (para quienes tienen trabajo, y casa…). La moral que prescribe la validez de un mismo accionar o su contrario para todo el mundo en cualquier situación, todes iguales. Curiosa variación de un filántropo también la prisión. ¿No sabías? Fue el invento de una reforma humanista para volver menos truculentos los castigos inquisitoriales. Cada vez que dicen reforma llevo la mano a mi glock.

Y el amor romántico que nunca se va a ir como la familia heteronormal y diversa del capitalismo gayfriendly reterritorializará sus crímenes de odio y sus formas de venganza  contra la que cree su enemiga pero es tan solo su hermana gemela: la ausencia; y se convertirá en delito penal clavar el visto tanto como errar el pronombre sin mayor intención que estar bajo los efectos de la explotación embrutecedora de los cuerpos por acción del trabajo del mismo modo que la noción penal de culpa se desplazara a la falta de la deuda civil a ser resarcida con dinero hasta encontrarse como falta en el código civil. Pero las monjas laicas de la biología anti sexo ya nos han demostrado su capacidad de herir sin misgenderear porque son señoras responsables del mismo modo que sabemos que ese ilegible lenguaje inclusivo solo puede ser leído por gente que blanca y joven, por gente tan alfabetizada como blanqueada y  joven, cool, por gente que ve y que sabe leer en español, que llamará a la policía o inciará la causa.

La exclusividad heteronormal, esa novia buena y fiel asesinada por celos por su novio vengativo. Ni viejas ni enfermas ni solas. La noción de sujeto liberal que elige y decide libremente, susceptible de juzgar y ser juzgado por manzana podrida nunca dejara de decir que querer es poder. Por ende, quien ha obrado mal con su ineficiencia para adherir a los lineamientos afectivos de las filas de los normales es porque no se ha esforzado.

Acá estamos tras tanto asistir al trágico espectáculo de la reterritorialización de lo edípico en todo el campo social, ahora presenciamos como se puede ir a visitar familiares en otras regiones que no son estas. Porque jamás se va a criticar las formas de vida burguesas heteronormativas familiaristas, monopolio indiscutido de los afectos occidentalocentrados. Nada de espíritus fuertes forjados bajo el golpe seco del martillo de la tempestad, o facetados por el pesado acero del hacha. Solo porcelana. Solo gente buena de esa que vehiculiza las peores catástrofes.

Me siento a merced de la tanatopolítica y sus fuerzas que han reducido nuestras vidas a trabajar online para que nos permitan estar encerradas en nuestros pequeños cubículos sin interacción con alguien humano sin dispositivos de telecomunicación ni red social más que para ir a comprar caro y a riesgo de contagio. Me dijeron que la policía del cuidado del estado materno iba a estar para ayudarnos. Pero antes de esto ya sabíamos a que se refieren cuando dicen algo así. Todas somos ilegales en algún punto cuando o te vacunan a la fuerza o por el contrario te exigen que milites tu propia vacuna. La vida se volvió un aeropuerto cuyo avión jamás podremos abordar para escapar. Al menos la banda de sonido en mi película la compuso Brian Eno.

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