Covid-19 y lucha de clases en Chile

Jul 13, 2020 | Artículos / Reportajes / Entrevistas

La burguesía chilena ha transformado la pandemia de Covid-19 en un negocio lucrativo y un medio para justificar el sometimiento de la población a sus propósitos dictatoriales. No les interesa la salud de los trabajadores sino que sólo mantener sus privilegios de clase poseedora.

A través de los medios de comunicación día a día se transmiten cifras de contagiados y muertos, que más que informar sobre los avances de la enfermedad, parecen hacerse con el fin de justificar la represión y el confinamiento de la población, y así poder mantener oculta la corrupción y los negociados de la burguesía.

El Estado no ha logrado entregar la atención sanitaria que los enfermos por Covid-19 requieren, encontrándose hoy muchos “prehospitalizados” en consultorios o ambulancias, o enviados de vuelta a sus casas por un colapso del sistema hospitalario.

Lejos de abocarse a enfrentar la crisis, los políticos llaman a aumentar las medidas restrictivas y mantener una “guerra contra la pandemia”, mientras discuten por televisión las nuevas resoluciones que tomarán desde su posición de privilegio, con total desconocimiento de la realidad del país; provocando la muerte, el desamparo y la pobreza.

El Estado, a través de su brazo armado, la policía y los militares, reprime a la población en las calles, mientras las grandes empresas trasnacionales se benefician de la crisis a través de subvenciones y créditos que se les entregan avalados por el Estado.

Se ha establecido una cuarentena forzosa en la capital y otras ciudades, lo que ha impactado sobre todo a los trabajadores que vivimos de nuestro sustento diario, mientras los burgueses pueden mantenerse aislados en sus casas gracias a las facilidades laborales y económicas que el gobierno les entrega. Cuando enferma, la burguesía es atendida en clínicas privadas financiadas por una brutal desigualdad en los ingresos y por los recursos heredados de la dictadura pinochetista.

Los trabajadores sabemos que la pandemia puede ser controlada con adecuados medios de higiene y protección personal pero el Estado lejos de entregar los recursos necesarios para poder afrontarla, ha optado por sumirnos en una “guerra”, militarizando el país, reviviendo los oscuros días de los “toques de queda”, y estableciendo una cuarentena forzosa incluso para quienes no están contagiados, como forma de disciplinarnos, someternos y acrecentar el control sobre una sociedad que se encuentra en proceso de movilización por años de abusos y explotación. Mientras tanto, en los barrios populares, contagiados y enfermos deben regresar a sus casas, donde muchas veces comparten viviendas precarias, con un solo baño, y con la angustia de poder contagiar a sus familias.

El Estado nos ha obligado a sortear la crisis económica derivada de la pandemia con nuestros exiguos ahorros del “seguro de cesantía”, o con bonos de hambre como el “Ingreso Familiar de Emergencia”, que ronda los US$70 por mes. El gobierno ha comenzado a entregar una caja de mercadería por casa, por una sola vez, lo que es absolutamente insuficiente en los hacinados hogares proletarios, y que más bien responde a la necesidad de aparecer en programas de televisión a través de funcionarios y políticos en campaña electoral.

Los trabajadores día a día debemos arreglárnoslas para llevar el sustento a nuestros hogares, esquivando a la enfermedad, la policía y los militares. Llevamos décadas endeudados en multitiendas y supermercados, procurándonos los medios de subsistencia y la alimentación pagados en cuotas, la única salida que nos propone al capitalismo para sobrevivir a la miseria. La crisis económica que provoca la pandemia nos ha empobrecido aún más, sumiendo a cada hogar proletario en una crisis mezcla de enfermedad, desesperanza y hambre.

Hoy los trabajadores estamos desorganizados producto de la represión policial, el militarismo y la dispersión que provocan años de propaganda y adoctrinamiento capitalista neoliberal, lo que ha sumido a vastos sectores de la población en el desprecio, el individualismo y la desconfianza en su propia clase.

Solo la unión proletaria, en organizaciones libertarias alejadas de intereses partidistas o económicos, nos permitirá encontrar el apoyo mutuo necesario, no solo para sortear esta crisis, sino que para tejer redes solidarias de clase, de forma tal de enfrentar la guerra en que nos ha envuelto la burguesía y avanzar hacia la Revolución Social y el Comunismo Libertario.

¡CONTRA EL ESTADO Y SU VIOLENCIA!

¡AHORA Y SIEMPRE ACCIÓN DIRECTA!

¡CONTRA LOS ABUSOS Y LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA!

¡LUCHA ANARCOSINDICALISTA!

Escrito por Sociedad de Resistencia Oficios Varios Valparaíso

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