«Todo empieza con la campaña al «desierto», el Ejercito Argentino, Roca y la iglesia católica. Así comienzan su relato los weichafe que nos recibieron en la Lof que estuvo en boca de todos luego de la muerte de Rafael Nahuel.
Los nombres de las calles, lagos y cerros que quedan en las bitácoras de viajes de quienes vacacionan en el sur aparecen como asesinos, como expropiadores y genocidas en la história narrada por esta comunidad. El lago que está del otro lado de la ruta en mapuzungun se lo nombró ‘Relmu Lafken’ pero luego de la llegada del winka este llevó el nombre del jesuita Nicolás Mascardi que con la biblia y con la espada trajo al Estado Argentino.
Ese fue el comienzo del acorralamiento, matanza y marginación del pueblo mapuche. Luego llegaron los «Parques Nacionales» como estrategia de parte del estado para establecer territorios libres de conflicto y cínicamente usaron el mapuzungun para nombrarlo: Nahuel Huapi.
El asesinato de Rafael Nahuel y su salto a ser centro de atención de los medios de comunicación a nivel nacional no fue como, muchos podrían pensar, un manto de protección para la comunidad sino un aumento de la represión y la particular atención de los servicios de inteligencia.
Lo que reivindican en su lucha es el buen vivir, organizarse bajo las costumbres de sus ancestros, hablar su lengua y tener sus creencias. Vivir bien parece ser algo extravagante en este sistema capitalista. «Quizá si hubiera sucedido eso hoy en día no tendríamos que usar capucha, andar tapándonos la cara». Taparse es, para esta comunidad que está siendo constantemente atacada por el Estado no solo por la fuerza sino también con el armado de causas judiciales, una forma de protegerse para poder salir de la comunidad y no ser reconocidos.»
Por Caravana de Medios Libres
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