Es mundialmente conocida la situación por la que está pasando el territorio dominado por el estado chileno tras la revuelta del 18 de octubre, la cual destapó el oasis y quitó la careta de país ideal para demostrar la cruenta realidad que se vive en los sectores marginados.
Después de una búsqueda entre tantas soluciones para frenar el conflicto social, así como para también evadir el dar una respuesta a la justas demandas esgrimidas desde el pueblo, se llegó a la resolución de que el cambio para erradicar todas las miserias que nos cruzan como pobladores comunes era un cambio de constitución (acabando así con la constitución política heredada desde la dictadura). Este cambio fue transmitido a través del show mediático político-televisivo llamado “Acuerdo por la paz”, firmado por los mismos de siempre, intentando dar manotazos de ahogado ante una crisis política que nadie vio venir. Primero, nos parece fundamental dar nuestra perspectiva sobre lo que significó este tan bullado “acuerdo por la paz” pactado por partidos políticos de izquierda y de derecha. Destacamos que la firma fue entre partidos políticos que no representan a nadie y que vimos las mismas caras de siempre tratando entre cuatro paredes, las caras de la dictadura, así como también las caras que nos traicionaron en los movimientos llevados por los estudiantes en años anteriores, es preocupante esta alianza por la paz, ya que cualquiera que no esté de acuerdo con sus medios deberá pagar el precio que disentir significa. El “acuerdo por la paz “ lo entendimos como la unión entre los distintos sectores políticos para así dar rienda suelta a la represión, el ejemplo más claro es que luego de este llamado a pactar, las leyes represivas se han aprobado en el parlamento con casi un total de aprobación y una rapidez nunca antes vista, aprobando leyes llamadas por los medios como Ley antisaqueo y ley antibarricada, las cuales no son más que leyes Antiprotesta, y que tienen como única función aumentar las penas de cárcel para quien efectúe los medios históricos de defensa ante la violencia estatal, medios como cortar el tránsito o lanzar objetos contundentes pueden llegarse a sancionar con una pena de 61 a 540 días de presidio.
No nos puede dejar de parecer preocupante esta alianza que se ha plasmado más en leyes represivas que en soluciones exigidas por el pueblo, de la cual ya se han cobrado las primeras víctimas, siendo Abel Acuña una de las más representativas, al haber sido asesinado tan sólo unas pocas horas después de que los diferentes partidos firmaran en contra de la agitación popular. También nos parece curioso que se le haya dado tanto énfasis al cambio de constitución y que incluso sectores de la derecha comentaban estar de acuerdo, buscando generar simpatía entre las masas populares a través de esta nueva careta de “derecha social”. Para la clase política el cambio constitucional fue el santo grial que sirvió para calmar las protestas en las calles y se aferraron a muerte a esta alternativa, quedó evidenciado en su desesperado show mostrado por televisión. Pero no debe caber duda de que éste no es más que otro acuerdo de y para quienes ostentan el poder, coartando incluso la opción del pueblo, que exige una asamblea constituyente, estos decidieron llevarla a su forma y bajo sus criterios, ignorando a todo aquel que no sea de su clase social, porque a su parecer quienes viven las injusticias del sistema en sus propios cuerpos no tienen las facultades suficientes para tomar decisiones respecto a cambios estructurales en el país.
¿Apruebo o rechazo?
¿La constitución será el santo grial que salvará nuestras vidas?
Consideramos fundamental hacernos partícipes de esta discusión porque creemos que tenemos algo que aportar, entre las opciones que nos presentan creemos que al igual que en años anteriores y ante la coyuntura electoralista, no nos desgastamos en aprobar a desacreditar este medio, que en sí ha servido al debate para tener nociones, pero en lo tangible no nos suma nada. Consideramos que lo fundamental es seguir construyendo desde la población común, como se ha visto a través de las distintas asambleas territoriales, que es hora de analizar y estrechar lazos para conocer nuestras necesidades comunes y así darles respuestas de una forma colectiva y en horizontalidad.
El mismo desarrollo anárquico de la revuelta es lo que le ha dado tanta fuerza a ésta (sin representantes, horizontalidad en la organización, con un carácter anti institucional) y consideramos que este mismo carácter nos llevará a una sociedad ideal construida por todes. A su vez nos parece preocupante que en asambleas territoriales a las cuales hemos asistido se estén apostando todas las fuerzas de lucha a una nueva constitución que no nos garantizará nada. Recomendamos tener sigilo y seguir construyendo desde la acción directa y sin intermediarios, es hora de hacernos cargo y visualizar un porvenir sin verdugos en las decisiones de nuestras comunidades, sin patrones que nos dicten cómo vivir nuestras vidas y sin opresores que nos impidan alcanzar la plenitud.
Por Ana Rojas De Negri
Publicado en Guerra de Clases Nº 2. Marzo 2020.
Órgano de difusión de la Asamblea Libertaria de Santiago
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