Por revuelta permanente e ingobernable
La ciudad chilena de Los Ángeles, ubicada en la región del Bío-Bío, ha sido caracterizada, desde la dictadura militar y el “retorno a la democracia”, por la fuerte influencia conservadora de la derecha política, teniendo en cuenta el antecedente del resultado local del plebiscito de 1988 con un triunfo rotundo del “SÍ”, evidenciaron que la ciudadanía se enmarcaba dentro de esta tendencia política, lo que la transformaba en una ciudad abusada, sumisa, conforme, tranquila y pacífica. Sin embargo, desde los últimos años y desde el estallido social de la primavera chilena octubre 2019 hasta hoy, la ciudad ha sido testigo del despertar alzado de la población, la ira popular y de cómo este amargo pasado de inactividad y pasividad se quema en las hogueras de las barricadas en la plaza de armas y poblaciones de los alrededores.
El viernes 18 de octubre los medios de comunicación alertan de fuertes protestas en Santiago debido al alza del pasaje del metro en 30 pesos, pero que esconde un trasfondo mayor. Rápidamente la noticia se propaga y expande como una pandemia por el territorio chileno repercutiendo al día siguiente en la capital regional de la región del Bío-Bío, Concepción. Al mismo tiempo, mientras se realizaba una cumbre por el medio ambiente en la plaza de los Ángeles, comenzaban los cacerolazos y marchas pacíficas. Con el correr de las horas, Chile se va enterando de la criminal represión por parte de las F.F.A.A. hacia la población, dejando muertos, heridos y detenidos en las ciudades más grandes de la región chilena. Para el domingo 20 de dicho mes, a eso de las 18 horas, la ciudad angelina era testigo de la espontaneidad de la protesta, logrando reunir un número significativo de personas indignadas, cansadas y llenas de frustración que comenzaban a marchar por distintas calles de la ciudad hasta llegar a la mugrienta 1era comisaría de policías de la ciudad, ubicada en las calles Ricardo Vickuña con Colon, símbolo de la represión asesina, cómplices activos en la defensa de los ricos y el violento modelo neoliberal y que nunca había sido presa del ajusticiamiento popular. Tras unos minutos de canticos populares anti policiales y sin mayor vacilación, la comisaria y el nefasto personal de carabineros comenzaron a ser apedreados fuertemente por manifestantes, quebrando los vidrios y apuntando hacia a la institución sangrienta como perpetradora de violaciones de derechos humanos en el pasado y presente. Este hecho marca una tónica en las venideras marchas que se realizaron durante el mes de octubre y las primeras semanas de noviembre, como también un atentado en contra de la autoridad nunca antes visto en la ciudad y lo más importante, quedaba claro quiénes eran los enemigos de la población y sus defensores.
Diego Cifuentes, joven estudiante angelino fue detenido en la vía pública el día 19 de octubre en el contexto de las manifestaciones que se llevaban a cabo en el puerto de Valparaíso. La detención fue brutal, recibiendo un golpe de luma en la cabeza, lo que le deja una herida abierta que no pudo ser tratada inmediatamente, puesto que fue llevado a la cárcel quedando secuestrado durante aproximadamente dos semanas y sin recibir atención durante los primeros 5 días. Fue la madre del propio joven que tuvo que llegar a la cárcel con una abogada del INDH para así lograr su asistencia médica. Por otra parte es necesario destacar que el procedimiento de su detención fue totalmente fraudulento, el primer parte policial sostenía la acusación de robo en cambio el segundo parte dice que portaba bombas molotov, contradiciendo fuertemente la inicial versión de los pacos que lo apresan. Luego de dos semanas encerrado, la jueza encargada finalmente deja en libertad a Diego, planteando que no existen pruebas para inculparlo. Esto fue parte del inicio de las noticias que apelaban directamente a la ciudad y que evidencian el criminal actuar y la violación a los derechos humanos por parte del Estado y su policía. También queda en claro la inmediata criminalización de las manifestaciones sociales. Cárceles esperando ser copadas de manifestantes opositores a las injusticias, tratando de confundir el crimen común con el legitimo derecho a revelarse frente a las injusticias.
En las consecutivas manifestaciones, los apedreos a las comisarias, las barricadas y cortes de calle fueron protagonistas en el centro de la ciudad como en la periferia. Debido a esto la represión policial no se hizo esperar. La policía sale de sus nidos de ratas y comienza a reprimir con motos, palos, caballos y perdigones en la plaza de armas y las calles aledañas. La población sufría expectante la violencia policial y teniendo como victimas a estudiantes, mujeres, trabajadores y mapuche. En una de las protestas, manifestantes fueron testigos del secuestro de dos jóvenes estudiantes de la Universidad Santo Tomas, por parte de la policía de civil, subiéndolos forzosamente y sin ningún protocolo a un automóvil blanco, el cual fue alcanzado en el vidrio trasero por una piedra, lanzada por manifestantes que veían impotentemente como secuestraban a sus compañerxs. A las horas después, los estudiantes secuestrados aparecen golpeados y sangrando en la 1era comisaría, evidenciado una vieja práctica dictatorial del secuestro público para amedrentar a quienes protestan por justas demandas. A pesar de las diversas formas de represión que han implementado las policías locales, la población ha sabido resistir y manifestarse en la ciudad, por medio de redes de apoyo mutuo, organizaciones locales, barricadas, rayados callejeros, protestas con ruido dentro importantes puntos comerciales, marchas de trabajadores, estudiantes, mujeres y mapuche, como también la valiente lucha estudiantil en la toma de liceos públicos y colegios particulares subvencionados, que en su mayoría durante la primera semana del estallido social tomaron la decisión de no asistir a clases y salir a manifestarse, en apoyo a los petitorios populares y las necesidades de toda la población de la región chilena.
Una de las jornadas de mayor conmemoración e impacto de la protesta callejera fue el día 14 de noviembre de 2019, fecha donde se conmemoraba un año del cobarde asesinato del comunero mapuche Camilo Catrillanca, por parte de la policía chilena. Este día fue particular, pues la marcha se dirigió hacia una población populosa de la ciudad, lugar donde el número de manifestantes se duplicó y donde la primera víctima de la heroica turba fue la moribunda comisaría policial de Paillihue, que fue apedreada y rayada con consignas a sus cobardes y criminales actos. A continuación, la manifestación masiva se dirigió a realizar poderosas barricadas en la carretera 5 Sur que une la región del Bío-Bío con la región de la Araucanía, lo cual detuvo el tránsito durante al menos una hora. Finalmente, la marcha llena de legítimo odio y venganza se dirige nuevamente al centro de la ciudad, para en la avenida Alemania proceder a atacar a uno de los símbolos más evidentes del saqueo empresarial, una AFP. Esta comenzó a ser atacada hasta que se le logró prender fuego en su interior. La represión policial comenzó a llegar rápidamente y en la plaza de armas abren fuego hiriendo y arrestando de forma inescrupulosa a manifestantes e incluso a menores de edad.
A fines de noviembre, la ciudad y el país se han vieron impactados por el caso de la joven Albertina Martínez Burgos, fotógrafa angelina, que trabajaba como asistente de iluminación en Mega y se dedicaba a cubrir las protestas evidenciando la violencia de la policía contra manifestantes, la cual fue encontrada muerta el 21 de noviembre en su departamento en Santiago. Tras el macabro hallazgo, se comprobó que había sido asesinada y que no contaba con su cámara, disco duro y computador, instrumentos de trabajo y denuncia robados por los homicidas. No se descarta la hipótesis de crimen político de la actual dictadura que violenta a todas las personas dispuestas a revelarse contra la tiranía y la injusticia. Las declaraciones de familiares es que era una joven comprometida con la lucha feminista y con evidenciar la violencia de las fuerzas policiales contra las mujeres. Como consecuencia, el día 25 de noviembre, día internacional de eliminación de la violencia contra la Mujer, se realizó en la ciudad una multitudinaria marcha feminista, rememorando a la compañera y teniendo como objetivos de ataques claros, el patriarcado, la policía y la catedral católica de la ciudad.
A más de dos meses de las históricas movilizaciones es innegable el desgaste y la recuperación neoliberal sobre la población. Esto se ha notado en la disminución de la asistencia a las protestas diarias por parte de toda la población, iniciadas desde el 18 de octubre del presente año, quedando establecidas para días específicos como por ejemplo la concentración de las protestas de las diversas comunas aledañas comunal para todos los días viernes en el centro de la ciudad, permaneciendo en las calles personas imprescindibles en la lucha. Lo importante de todo esto es dejar en claro que se sentó un precedente contestatario e iconoclasta en una ciudad llena de desigualdad, dormida y dominada políticamente por el conservadurismo de la derecha, abriendo nuevas y más opciones para la lucha social. La población angelina se alza hoy en la protesta por los derechos sociales, saliendo a las calles para darles cara a las autoridades y a exigir la justicia social. Ya las opiniones fascistas que eran comentadas diaria e impunemente en la ciudad, serán pensadas dos y más veces a la hora de salir al público. En una ciudad tradicionalmente conquistada por la derecha fascista y llena de falsas apariencias, se les achica bastante el campo de acción a esta gente inescrupulosa y cómplice. Se les hizo notar que ya no estamos dispuestxs al silencio, a tolerar la injusticia y al crimen neoliberal como algo natural, menos su venenosa dominación. Los Ángeles se regenera y renace al calor de la revuelta callejera!
Hacemos un llamado anónimo a toda la humanidad a no retroceder en la lucha por la libertad y estar atentos para volver a contraatacar al viejo mundo de la autoridad y la corrupción. Desde la ciudad de Los Ángeles solidarizamos con todas las víctimas de esta cruenta dictadura neoliberal, con lxs asesinadxs por la policía, con la gente que perdió los ojos para que el resto pueda ver la realidad, con lxs presxs físicos y mentales de la dictadura del capital. A nunca más callarnos y a abrazar a la Anarquía como la forma más legítima de lucha y organización social.
Gracias por compartir compañere. La lucha seguirá y venceremos a este gobierno asqueroso, en conjunto con sus violaciones SISTEMÁTICAS a los DDHH. La turba consciente y la economía moral de la recuperación popular, ajusticiará cada uno de los actos impunes que cometieron hordas de pacos de civil.