El pasado 3 de mayo la Escuela Itinerante de la Red de Economías Territoriales Wallmapu tuvo un nuevo encuentro, esta vez en Panguipulli. La oportunidad estuvo marcada por el masivo trafkintü al que asistieron delegaciones de Lago Budi, Kurarrewe, Temuco y Villarrica que han participado de sesiones anteriores de este proceso. También llegaron a la instancia personas de comunidades provenientes de otros territorios o sectores de Panguipulli que año a año llegan hasta el Espacio Trafkintuwe Panguipulli a intercambiar semillas y saberes en época de otoño (Rimü). De este modo se tejen redes de relaciones y reciprocidad para revitalizar la biodiversidad de los territorios antes del inicio del nuevo ciclo.
Por María José Martínez
Toda esta jornada se dio en un clima marcado por la llegada el invierno que se aproxima, así como la ratificación por parte de la Cámara de Diputados del TPP-11 el 17 de abril recién pasado. Ahora será revisado en las comisiones de Hacienda y Relaciones Exteriores del Senado y tiene en alerta a diversas organizaciones porque, entre otras preocupantes restricciones, acelera el proceso de patentación de las semillas, elemento clave del buen vivir en los territorios.
El ejercicio de derechos, la soberanía alimentaria, la economía mapuche son temáticas que se han revisado a lo largo de este proceso educativo itinerante que ha circulado por Temuco, Lago Budi, Galvarino, Icalma, teniendo como centro los alimentos propios de cada territorio. El pasado, el presente y el futuro se han tejido en los diálogos sobre las condiciones y trayectorias particulares de distintos rincones de Wallmapu que han vivido una historia común.
En esta sesión en Panguipulli, se enfatizó en la importancia de respetar el carácter de las instancias propias como es el trafkintü. Por esa razón en la convocatoria se solicitó explícitamente que las semillas que se llevaran fueran de producción propia (ya sea heredadas o intercambiadas); tener claridad del origen e historia de ellas y que las plantas hayan tenido tiempo para el proceso de adaptación a la zona. Estos y otros elementos se cuidaron para respetar el sentido de esta institución social del pueblo mapuche. Otro aspecto que se remarcó fuertemente es que los trafkintü se intercambia y no se vende, pues es un espacio donde se resuelven aspectos de la subsistencia, pero también es una antigua forma de reunirse para intercambiar conocimientos, pero también para proyectar salidas a las contingencias de una y otra zona en las distintas épocas.
Confianza en las Instituciones propias
En la actividad se llevó a cabo una presentación del historiador Pablo Mariman sobre historia mapuche. En su intervención, en una de las láminas de su presentación mostró para ejemplificar una fotografía de una antigua reunión mapuche donde al centro había un lonko “los mapuche no habían construido un poder central como un estado, pero eso no significa que no tuviéramos gobierno. La sociedad chilena se ha confundido con nosotros diciendo que los indígenas y los mapuches al no tener un poder central no tenían organización. Nosotros tenemos nuestras propias instituciones. Tenemos instituciones políticas, religiosas, económicas y de justicia. Y éstas son una construcción de siglos” planteó Mariman.
“Para que exista gobierno, no tiene que haber un palacio de gobierno, no tiene que haber un secretariado. Lo más importante para que exista gobierno es la voluntad de la gente por informarse, tomar decisiones y hacer en conjunto labores que les puedan dar soluciones” señalando asuntos que tienen tanto que ver con el pasado como con el futuro.
En este sentido, “los antiguos” no pasaban necesidad porque tenían grandes extensiones de tierra pudiendo practicar diversas actividades económicas como: agricultura, recolección de frutos, hongos, mariscos, pesca, caza o ganadería. Además ellos y ellas se organizaron de diferentes maneras para defenderse cuando llegaron los colonizadores españoles. “El territorio al norte del Biobío no pudo resistir y cayó. Pero la sociedad donde estamos nosotros al sur del Biobío pudo mantener su independencia y esa la negociamos en Parlamentos. Ambrosio O’Higgins hizo por lo menos tres parlamentos con los mapuche donde reconoció su independencia”. Su hijo Bernardo O’Higgins en 1819 en el período que recién se había logrado la Independencia de Chile de los españoles le escribe una carta a los lonkos reconociendo también el pacto de respeto del territorio mapuche. Ramón Freire sigue la misma trayectoria. El problema vino cuando “se metieron en una pelea entre ellos y los que planteaban que con los mapuches había que construir acuerdos, perdieron y la posición que ganó es la que construyó al Estado que se mantiene hasta el día de hoy: la posición conservadora. Y esos chilenos ya no vieron aliados al sur del Biobío si no que vieron tierras buenas con indios malos. Entonces que hay que hacer: ‘sacarlos y quedarse con la tierra de ellos’” explicó el académico de la Universidad Católica de Temuco.
Según el especialista, el plan de Cornelio Saavedra y la llamada “pacificación de la araucanía” fue justamente correr la frontera desde el río Bío Bío al Malleco y subdividir la tierra para la colonización”. El Estado reduce los territorios y traslada a gran parte de los habitantes originales a tierras con menor productividad, transformando radicalmente la sociedad mapuche con sus costumbres, sistemas alimentarios, espacios de producción económica y de reproducción cultural, así como sus instituciones de socialización y educación.
Bajo este prisma histórico, cuando en la actualidad la Red de Economías Territoriales de Wallmapu continúa con la reactivación de proceso de Trafkintü u otras instancias tiene que ver con reunirse a tomar acuerdos e implementarlos, lo que se está haciendo es actualizar vivencias y prácticas sociales que han sufrido una alteración en el tiempo producto justamente de la intervención en el territorio. “Lo que cambió no cambió por voluntad. Nosotros hemos sido empobrecidos producto de una política que se pensó desde el Estado” sostiene el historiador.
Para ejemplificar lo que ocurrió posteriormente, Mariman tomó la metáfora de círculos y rectángulos para retratar la relación de la sociedad mapuche y el Estado. Durante la primera mitad de siglo XX, la apuesta fue más bien integracionista donde el triángulo estaba metiendo al círculo dentro suyo, mientras que ahora lo que está ocurriendo con algunas experiencias dentro del mundo mapuche es que “el círculo como que está tratando de buscar espacios para seguir siendo círculo”.
Compartir la mesa y los alimentos
El “misawun” o instancia donde se comparten los alimentos es algo que está siempre presente en las actividades mapuche. Esta no fue la excepción y en la degustación de alimentos locales donde se compartió pebre de nalcas, catuto con sofrito de diweñes, entre otras preparaciones. De plato de fondo Elena Catripan cocinó “Anuntuku pichku” que tiene una cierta apariencia a charquicán y lleva verduras de la huerta, perejil, ajo y hierba buena. Margarita Collinao Collinahuel hizo un plato a base de arvejas llamado “kako yague”.
En la ocasión, las participantes de la comunidad Walung de Kurarrewe distribuyeron entre los grupos participantes una revista con recopilación de relatos y recetas de dicha zona pewenche. El nombre de la publicación es “Ají para tu caldo”.
Con una evaluación de lo que ha sido el proceso de estos meses de la Red de Economías Territoriales Wallmapu y los próximos pasos posibles se cerró el encuentro que apuesta por efectuar diversas estrategias de intercambio para seguir haciendo posible la soberanía alimenticia y la biodiversidad en las distintas zonas de Wallmapu de océano a océano.
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